diciembre 04, 2013

¿Cuestión De Tiempo?

El juego comienza, las agujas del reloj se mueven con su lento y pausado ritmo, dejando escuchar aquellos perceptibles tic-toc, una y otra vez; no hace falta un aviso de lo que viene, las palabras nunca necesitan aquello, y mucho menos las mentiras.
Aquellas palabras que susurras con tanto deleite, que no dudas en dejarlas salir, que ya las tenías planeadas desde un principio; aquellas palabras que pronuncias dulcemente, que las has envuelto con una falsa sinceridad; aquellas palabras que expresan mucho más de lo que alcanzo a escuchar; aquellas palabras que poseen un significado el cuál realmente no comprendes tu mismo, y mucho menos el efecto que realmente causan; aquellas palabras tan profundas, pero que a pesar de toda la dulzura que puedas usar, no servirán más porque de nada sirven las palabras si realmente, cuando las susurras, no las piensas, no las conoces, no las crees y mucho menos las sientes.

No es la primera vez que las usas, que engañas tan fácilmente como si para eso estuviesen hechas, como si no tuviesen otro significado...
Y tu sigues jugando con ellas, formando oraciones que por más bellas que puedan resultar ante los ignorantes oídos, no pueden y no podrían ser nada porque cuando tus labios las murmuran en cada palabra tu corazón está ausente.
Pero aún así sigues con el juego, no dudas en seguir, ya que en poco tiempo las palabras se volvieron en tus cartas, tus labios se convirtieron en las hábiles manos de un jugador experto y el mundo se convirtió en tu audiencia, pero la suerte sigue siendo ella, y no es un descubrimiento el hecho de que ésta te puede abandonar tan fácilmente como llegó y que la amargura de tu corazón en algún momento se pueda hacer perceptible cuando susurres de nuevo tus falsas palabras y falsas promesas... 
Y quién sabe, tal vez al fin el tic-toc del reloj se pueda dejar de escuchar...

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