donde el sol evaporaba mis pensamientos.
Crucé en mi barca los siete mares,
en compañía de la soledad más grande.
Volé a los más altos cielos,
mientras huía de mis sentimientos.
Atravesé los más densos bosques,
donde éste amor empecé a entender.
Volé en el exuberante espacio,
donde mis miedos se disiparon.
Me escondí en la arena,
aún no decidida
de mi anterior idea,
y entendí que no tengo salida.
Recorrí muchos caminos,
para al fin entender,
que ni en éste, ni en otro mundo,
te voy a dejar de querer.
Que ya no lo puedo negar,
huir no es una opción,
y ahora tengo que escuchar
a mi desesperado corazón.
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