Y cuando creías que todo estaba bien, que solo faltaba un insignificante paso para llegar a la meta, cuando crees que nada malo pasara, y que pase lo que pase, nada podrá alejarte de la tan ansiada victoria...
Pero de un momento a otro, todo se derrumba como una pirámide de naipes, que se desmoronan uno tras otro; o como el agua cristalina al irse por la alcantarilla, todas tus ilusiones desaparecen...
Y pierdes la esperanza, y no deseas volver a intentarlo, crees que tu corazón se ha partido, por aquella desilucion, y que crees seria inútil volver a tener tus esperanzas en algo, ya que sabes que estas aun paso de desilusionarte.
Y piensas que la culpa es del destino, el cual parece odiarte y tiene algo en tu contra; aquel destino que parece envidiarte, y por ello, no pierde la oportunidad de pisotearte, empujarte y verte en el suelo, con la mirada perdida, sin comprender aun que esta pasando...
Pero lo que en realidad nos sabes, es que lo importante no es que llegues a la meta, sino como lo haces; lo importante no es por que llores, sino como como limpias tus lagrimas; lo importante no es tener tu corazón aislado y aparentemente bien, sino como lo reparas; pero sobretodo, lo importante no es como, donde, cuando y el hecho de que caigas, sino como te levantas; como peleas contra el destino, porque realmente quieres algo, y tal vez eso es lo que la vida quiere, un rival honorable y fuerte, que no se rinda antes sus trampas... entonces, ¿te crees digno de pelear contra el destino? ¿o seguirás rindiendote ante cualquier obstáculo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario